PATRIMONY / PATRIMONIO
30 Sep, 2021 | Caroline Risacher
Photo: Peter Rios
ENGLISH VERSION
In 1972, UNESCO adopted the Convention Concerning the Protection of the World Cultural and Natural Heritage. Bolivia signed the convention, but was one of the first countries at the time to remark that the notion of ‘folklore’ wasn’t explicitly mentioned and to claim it as ‘natural heritage.’ This was an important first step towards the recognition of ‘immaterial cultural heritage’ as something worth preserving. It also carried the implication that immaterial (or intangible) heritage needed to be defined and that it could belong to someone – in this case the Bolivian state. Today, there are seven Bolivian sites considered (material) cultural heritage and five intangible cultural-heritage practices.
Some of these cultural-material sites are from pre-Columbian times: Tiwanaku, Samaipata, the Qhapaq Ñan; others are from colonial times: Potosí, Sucre and the Jesuit missions of Chiquitos. The last one is a natural site: the Noel Kempff Mercado National Park. The intangible Bolivian comprises the Carnaval de Oruro, the Kallawaya culture, the San Ignacio de Moxos celebration, the Pujllay Ayarichi dance of the Yampara and, the latest addition, the Alasitas market.
A country’s heritage is something that the nation as a whole identifies as its own, and which is closely connected to its identity – if not an integral part of its identity. But these heritages are also social constructions, something that became patrimony because it was decided as such. In that sense, it is a fleeting notion, something that represents a nation at a fixed point in time. Because identity is a social construction, it is a dynamic process that responds to the ideals and values of a leading class making it also a political construct. If Bolivia’s patrimony comprises those mentioned above, then it says a lot about how Bolivia sees itself and how Bolivians want to be seen in the world.
It could also be argued that cultural patrimony transcends time and space, that once the status is given it can never be taken back. This is true only to an extent; the national park could disappear because of the Amazon rainforest’s increasing deforestation and environmental destruction. Cultural sites can be destroyed by overexploitation and tourism. It may be counterintuitive, but the heritage of a country is more likely to remain in its intangible practices and traditions. For example, in a really terrible apocalyptic scenario, salteñas could disappear and not physically exist anymore, but the recipe and what it represents in the minds of people would keep on existing.
Because of the fragility of the world we live in, there is a real necessity to value, protect and take care of our patrimony, as individuals and as a nation. Bolivia’s heritage is not only items on a list approved by UNESCO, it’s all the food, dances and traditions of the people of Bolivia. It’s the Uyuni salt flats, the 13 national parks that have been recognised, the chullpas. It is everything that surrounds us and that means something to us.
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VERSIÓN EN ESPAÑOL
En 1972, la UNESCO adoptó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. Bolivia firmó dentro de la convención, pero fue uno de los primeros países en señalar que la noción de 'folklore' no se mencionó explícitamente y en reclamarla como 'patrimonio natural'. Este fue un primer paso importante hacia el reconocimiento de ' patrimonio cultural inmaterial 'como algo que vale la pena preservar. También implicaba que era necesario definir el patrimonio inmaterial (o intangible) y que podía pertenecer a alguien, en este caso el Estado boliviano. Hoy en día, hay siete sitios bolivianos considerados patrimonio cultural (material) y cinco prácticas de patrimonio cultural inmaterial.
Algunos de estos sitios de patrimonio cultural son de la época precolombina: Tiwanaku, Samaipata, el Qhapaq Ñan; otros son de la época colonial: Potosí, Sucre y las misiones Jesuitas de Chiquitos. El último es un paraje natural: el Parque Nacional Noel Kempff Mercado. El patrimonio intangible boliviano comprende el Carnaval de Oruro, la cultura Kallawaya, la celebración de San Ignacio de Moxos, el baile Pujllay Ayarichi del Yampara y, la última incorporación, el mercado de las Alasitas.
El patrimonio de un país es algo que la nación en su conjunto identifica como propio y que está estrechamente relacionado con su identidad, siendo una parte integral de su identidad. Pero estos patrimonios son también construcciones sociales, algo que se convirtió en patrimonio porque se decidió como tal. En ese sentido, es una noción fugaz, algo que representa a una nación en un momento determinado. Es así que se establece que la identidad es una construcción social, es un proceso dinámico que responde a los ideales y valores de una clase dirigente del momento, haciéndola también una construcción política. Si el patrimonio de Bolivia comprende los mencionados anteriormente, entonces dice mucho sobre cómo se ve Bolivia y cómo los bolivianos quieren ser vistos en el mundo.
También se podría argumentar que el patrimonio cultural trasciende el tiempo y el espacio, que una vez que se le otorga el estatus, nunca se puede recuperar. Esto es cierto sólo hasta cierto punto; el parque nacional podría desaparecer debido a la creciente deforestación y destrucción ambiental de la selva amazónica. Los sitios culturales pueden ser destruidos por la sobreexplotación y el turismo. Puede ser contradictorio, pero es más probable que el patrimonio de un país permanezca en sus prácticas y tradiciones intangibles. Por ejemplo, en un escenario apocalíptico realmente terrible, las salteñas podrían desaparecer y dejar de existir físicamente, pero la receta y lo que representa en la mente de las personas seguiría existiendo.
Debido a la fragilidad del mundo en que vivimos, existe una necesidad real de valorar, proteger y cuidar nuestro patrimonio, como individuos y como país. El patrimonio de Bolivia no son solo elementos de una lista aprobada por la UNESCO, es toda la comida, los bailes y las tradiciones del pueblo. Se trata del Salar de Uyuni, los 13 parques nacionales reconocidos, las chullpas, entre otras muchas cosas. Es todo lo que nos rodea y eso significa mucho para nosotros.