La gastronomía como pilar del turismo en Bolivia
30 Aug, 2020 | Alvaro Ruiz
Photo: Claudia Morales - 24 LP
ENGLISH VERSION
In the 15th century, when European civilisations landed in the Americas, they discovered a plant that stood 60 centimetres tall. Around the years 1565-1570, this plant would be exported back to Europe and planted in only a few places. Ten years later, people started consuming the plant’s underground roots, otherwise known as potato tubers.
These indigenous populations of the Andes had always consumed these tubers. They were harvested in different ecosystems, and different terrains: from deserts at sea level to mountains that were more than 4.000 metres high. This root vegetable was originally called a ‘batata’, which later developed into its current name, potato.
Gastronomy is part of our history, of our roots. Every recipe or ingredient used in our cooking has a story behind it. Getting to know a country, a city or a certain region through its gastronomy grants us access and insight into its people, culture, traditions, history, successes, flaws, and emotions.
As you can see, Mother Nature speaks to us, we just have to know how to listen. She tells us what to eat, when to eat, and why we eat. We eat the food that is at our fingertips, we eat certain foods during certain seasons, and we eat because our bodies need nourishing. There are foods we eat during the winter, and others that we eat during summer. Understanding these things are a sign of respect to Mother Earth and our bodies.
We can create authentic gastronomical experiences for tourists by combining what we have learnt from Mother Earth as well as all of the traditional folk tales and recipes that each community has to offer. We can create a sustainable business and a value system based on working with and for our land.
Recent studies confirm that the tourists prefer going to destinations that have a strong gastronomic identity. Although this does not apply for all tourists, those who are inclined to choose this type of destination, are more likely to be adventurous, open-minded people who are willing to pay for these gastronomical experiences.
Linking storytelling to gastronomy can make you stand out from other conventional culinary services. By including gastronomy in our travel packs, we can work on developing sustainable strategies for our crops, recovering foods which are in danger of extinction and the preservation of indigenous agricultural traditions. Gastronomy and tourism can work hand-in-hand to achieve these objectives.
Bolivia still has a lot of work to do. We have an endless stream of folkloric tales, anecdotes and local stories to share. Some important figures are already working on this, but it may take some time. It is crucial that both the private and public sectors cooperate, network and design favourable public policies in order to continue improving Bolivia’s gastronomic scene.
First thing is first, we need to inform ourselves on the different foods and traditions that originate from Bolivia’s 36 ethnic groups in the nation. If, as Bolivians, we can’t grasp and appreciate this information, how do we expect tourists to? Learning about our cuisine and how it interconnects with our indigenous roots must be our utmost priority.
Bolivians have cultivated some incredible products throughout the country’s differing terrains and landscapes. We are passionate and expert cultivators. Agricultural traditions and cooking techniques that our ancestors used, hundreds of years ago, are mostly prevalent today. Others have been lost, and must be rescued and re-adopted. Yet, Bolivians and foreigners who are interested in these issues are capable of transforming the wealth from the tourism industry into creating sustainable and responsible agricultural alternatives.
In conclusion, we are proud of our Bolivian identity. As long as we are aware of the issues I have outlined, I honestly believe that we are on the right track.
Alvaro Ruiz
CBO Azafrán Bolivia
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VERSIÓN EN ESPAÑOL
En el siglo XV, con la llegada de otras civilizaciones al continente americano se descubrió una planta con unos 60 centímetros de altura que, aproximadamente entre los años de 1565 a 1570, fue introducida al continente Europeo en el que pocos lugares privilegiados la sembraron. Unos 10 años más tarde, se comenzó a consumir su tallo subterráneo llamado tubérculo.
Era consumido por los pueblos originarios de los Andes, quienes además, conseguían cosechar en diferentes pisos ecológicos así como en desiertos al nivel del mar y hasta en las montañas con más de 4.000 metros de altura. Este tubérculo, en un principio era llamado batata y de ahí se fue transformando hasta llegar al nombre de papa o patata.
La gastronomía es parte de nuestra historia, de nuestras raíces; todo alrededor de ella nos cuenta algo, cada alimento que consumimos tiene una historia. Conocer un país, una ciudad o determinada región a través de su gastronomía nos permite entender a la gente, su cultura, tradiciones, su historia, sus aciertos, errores y sus emociones.
Como ves, la naturaleza nos habla, solo tenemos que saber escucharla. Ella nos dice qué comer, cuándo comer y porqué comer. La respuesta al qué comer, son los alimentos que tengas a tu alcance; al cuándo comer, cuando estén de temporada; por qué comer, porque nuestro cuerpo lo necesita, así como en climas fríos necesitas algunos alimentos y en climas cálidos necesitas otros muchos. Si podemos entender esto, podemos respetar a la Madre Tierra y nutrir nuestros cuerpos.
Si reunimos toda esta información y la combinamos con las tradiciones originarias de cada pueblo y contamos esta a todos los visitantes, tendremos como resultado una experiencia auténtica, un negocio sostenible y una cadena de valor, la cual nos permitirá trabajar por y para nuestra tierra.
En la actualidad, diversos estudios confirman que el viajero prefiere ir a destinos con identidad gastronómica. Si bien no son absolutamente todos, quienes eligen este tipo de destinos, por ende están abiertos a nuevas experiencias y tienen la liquidez para poder pagarlas.
Contar historias te hace único y te diferencia de otros servicios convencionales. La inclusión de la gastronomía a servicios turísticos permite trabajar por la sostenibilidad de un territorio, apoya la recuperación de alimentos que están en peligro de extinción y ayudan a mantener las tradiciones que forman parte de la identidad de los pueblos originarios. Estos aspectos hacen que la gastronomía sea un camino clave para contribuir al turismo.
En Bolivia tenemos mucho trabajo por hacer, ya que contamos con una infinidad de historias por investigar y contar. Algunos actores clave ya se encuentran trabajando en esto, pero aún falta mucho camino por recorrer. Es crucial que tanto el sector privado y el sector público, generen lazos para lograr un trabajo articulado y, que a la vez, se ejecuten políticas públicas a favor de este tema.
Conocer y aprender sobre las tradiciones y los alimentos originarios de cada una de las 36 etnias que conforman nuestro país, Bolivia, sería el primer paso. Ni siquiera los propios bolivianos contamos con esta información, ¿Cómo pensamos contarla y conservarla para los visitantes o las futuras generaciones? Aprender sobre todo lo que tenemos y aquello que forma parte de nuestras raíces debe convertirse en una prioridad para todos los bolivianos.
Bolivia cuenta con productos increíbles en sus diferentes pisos ecológicos producidos por personas apasionadas y expertas en su labor. Existen tradiciones que aún mantenemos vivas, pero también otras por rescatar y aprender; técnicas valiosas de cocina de nuestros ancestros, pero también bolivianos y extranjeros que se interesan por estos temas y por transformar toda esta riqueza de forma responsable y sostenible para generar diferentes emprendimientos.
En conclusión, un pueblo que está orgulloso de ser bolivianos. Creo fielmente que vamos por buen camino, pero tenemos que ser conscientes de esta realidad.
Alvaro Ruiz
CBO Azafrán Bolivia