Blazing trails / Descubriendo Senderos
29 Aug, 2020 | Valeria Dorado
Photos: Valeria Dorado "Lalibelle"
ENGLISH VERSION
“Walking, ideally, is a state in which the mind, the body, and the world are aligned” Rebecca Solnit (Wanderlust: A History of Walking)
A history of walking
Everything started approximately five years ago. Walking was never my forte even though I had had links to nature and travelling for many years of my life. This would all change when I met a person who inspired me to explore La Paz’s surrounding mountains.
My first adventure consisted of three days of wild camping near the Mururata mountain. From then on, I have developed a soft spot for the walking trails around the Southern side of the Cordillera Real.
I remember packing for this trip, worrying about the fact that I had not camped for some years and that I had never done it at an altitude of 4000 metres above sea level. “What will I need?” I thought to myself at the time. I dug out my sleeping bag, which was stuffed in the back of my wardrobe, grabbed my old rucksack (that I have owned for around 17 years), a torch, clothes, and food. I got so wrapped up in my thoughts and excited about the trip that I completely forgot that I would actually have to carry all of the weight on my back and keep up with the walking group - who also happened to be made up exclusively by men.
When we arrived at Laram Khota, the first lagoon on the first day of walking, I was exhausted, although I would have never admitted this to my walking partners. We finished the day by stargazing and sitting around a fire. That night, I slept terribly - I’m not going to sugarcoat sleeping on the floor in freezing temperatures.
I had barely woken up as I emerged from the tent to find that all of our surroundings were frosty. It was May and it was cold, but the utter serenity that I felt in that moment is difficult to put into words. We spent the following two days trekking through mountains, exploring different coloured lagoons and touching the sky between Illimani and the Mururata.
Since then, I discovered that I am at my happiest when surrounded by mountains.
Hiking is a natural form of therapy
We live in chaos and constant stimulation. Hiking is the perfect therapy to soothe the mind and find some clarity amidst our thoughts.
There is something ritualistic about hiking: taking cautious steps in order to experience something special, packing your rucksack, walking boots, walking poles and appropriate clothing. If you are heading to the mountains you are going to want to pack gloves, a waterproof jacket, sun screen, water and most importantly, chocolate. In warmer climates, you might pack lighter clothing, more water and a hat.
On every adventure, be it a route that I’m familiar with or a new one, I feel the same surge of adrenaline. I check the map, the altitude, the distance and the incline. I pick up my walking poles and I start to walk, focusing on my steps, my body and admiring my surroundings. I enjoy hiking in silence, at my own pace and taking in all of the details.
From the mountains to the lowlands
Every time I think of Bolivia, the word ‘diversity’ comes to mind. It is what makes this country so magical and attractive to those of us who love nature. It is one of the few places on earth where you can explore walking trails that are located 5000 metres above sea level, only to later get lost as you descend through the valleys and forests.
Get out there and start exploring, walk until you no longer know the path. There is a whole world out there, you would be a fool to miss it.
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VERSIÓN EN ESPAÑOL
“Caminar es el estado en el que la mente, el cuerpo y el mundo están alineados” Rebecca Solnit (Wanderlust: La historia de caminar)
La historia de caminar
Todo comenzó hace aproximadamente cinco años, caminar no era mi habilidad más fuerte, aunque por muchos años mi vida estuvo vinculada con la naturaleza y los viajes, esto cambió desde que conocí a una persona que me animó a explorar las montañas cercanas a la ciudad de La Paz.
Esta primera aventura fue un campamento de tres días cerca al Mururata y, desde entonces, le tengo un cariño especial a los senderos de la Cordillera Real en la parte Sur.
Recuerdo prepararme para este viaje pensando que llevaba un par de años sin acampar y que jamás lo había hecho a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar. “¿Qué necesito?”, pensé en ese momento, saqué el sleeping que tenía guardado al fondo del ropero, la mochila que me ha acompañado por tantos años (alrededor de 17), alisté la linterna, la ropa, la comida; estaba tan emocionada y ocupada en tener todo que olvidé que tendría que cargar en mi espalda todo el peso de la mochila, y además, mantener el ritmo de caminata con el grupo, donde, casualmente, era la única mujer.
Cuando llegamos a Laram Khota, la primera laguna en el primer día de caminata, estaba exhausta, pero jamás lo admitiría frente a mis compañeros de viaje; terminamos el día con una fogata y el cielo estrellado, esa noche dormí fatal, no trataré de romantizar el dormir en el piso a temperaturas muy bajas.
Cuando desperté, salí de la carpa, todo a nuestro alrededor estaba congelado, era mayo y hacía frío, pero la paz que sentí en ese momento es algo que difícilmente podría describir en un texto. Pasamos los siguientes dos días trepando cerros por uno y otro lado, explorando lagunas de distintos colores y tocando el cielo entre el Illimani y el Mururata
Desde entonces, la montaña es mi lugar feliz.
El senderismo es una terapia en la naturaleza
Vivimos en un caos y estimulación constante y caminar es una terapia perfecta para calmar la mente y encontrar algo de claridad en nuestros pensamientos.
Hay todo un ritual en el hecho de caminar, pasos cuidadosos para hacer de cada experiencia algo especial; desde preparar la mochila, los zapatos, bastones y la ropa adecuada. Si vamos a la montaña prepararemos los guantes, el impermeable, bloqueador solar, agua y siempre, un chocolate; en lugares más cálidos ropa más ligera, una mayor cantidad de agua y un sombrero.
En cada aventura, ya sea una ruta que conozco o una nueva, siento la misma adrenalina; reviso el mapa, la altura mínima y máxima, la distancia y el desnivel; preparo mis bastones y comienzo a caminar, me concentro en mis pasos, en sentir mi cuerpo y en disfrutar lo que tengo a mi alrededor. Disfruto caminar en silencio, a mi propio ritmo y observando todos los detalles.
Desde la montaña a las tierras bajas
Cada vez que pienso en Bolivia se me viene una palabra a la mente: diversidad. Es lo que hace a este país un lugar tan mágico y tan atractivo para los que amamos la naturaleza y es que son pocos los lugares donde puedes explorar rutas por encima de los 5.000 metros sobre el nivel del mar y luego perderte en senderos por los valles o el bosque.
Así que sal afuera y comienza a explorar, camina hasta que ya no conozcas la ruta, hay todo un mundo esperándote, no te lo debes perder..